Mariposa dorada sobre fondo de pequeños cuadrados
Buda de espaldas, mirando un sol de atardecer a través de la hierba
Rebeca Suárez

Rebeca Suárez

Ruido mental

¿Qué es meditar?

La meditación se cree que puede tener unos 2500 años. Los primeros escritos se encuentran en el príncipe Sidharta.

Salvo excepciones, la meditación no es una práctica sencilla, de ahí que muchos la abandonan en los inicios o incluso pasado un tiempo dependiendo en gran manera de las circunstancias personales o la ausencia de hambre espiritual.

Evitamos a toda costa quedarnos a solas con nosotros mismos. ¿Por qué? Porque nos aterroriza!!
Las primeras veces que uno se pone a meditar suele ser un caos: tienes que relajarte cuando no lo estás y eso ya te pone más nervioso, tienes que controlar tu respiración, enfocarte en tu cuerpo físico, visualizar un río, un bosque, una montaña…cuando intermitentemente piensas en la lista de la compra, la discusión que has tenido con tu pareja… es decir, mientras un sinfín de pensamientos, y por lo general, preocupaciones, conflictos, miedos, atraviesan tu mente, logrando en apariencia todo lo contrario a lo que queremos obtener: paz mental. ¿Abandonarías la meditación? Pues claro!!! ¿Quién en su sano juicio no lo haría? Yo, lo hice, muchas veces. Por eso, muchas personas abandonan en los primeros intentos o dicen: ” No tengo tiempo”. Y lo entiendo perfectamente. ¿Quién tiene tiempo para entrar en ese infierno? Ya bastante Infierno tengo en mi vida diaria, ¿no?

Pero ¿y si hay algo más detrás de todo esto? ¿ Por qué cada vez más personas meditan? ¿Por qué gastan dinero en libros, retiros, viajes a la India, etc? ¿ Y si fueran ciertos esos beneficios?

Lo que ocurre es que no nos han enseñado a meditar.

Empecemos por desmentir un bulo muy extendido: ” Meditar es poner la mente en blanco”. Falso. Eso es imposible. Sería como pedirle a nuestro corazón que dejase de latir para no sentir ni sufrir. Si el corazón se para…te mueres. Lo mismo pasa con nuestro cerebro. Hasta cuando dormimos no paramos de soñar.

El momento ducha, por ejemplo, es un primer entrenamiento. No pienses en nada más, sólo sé consciente del acto de ducharte. Es más, te será mucho más valioso tener muchos momentos de éstos al cabo del día que hacer una meditación en sí de veinte minutos.
Práctica el silencio, práctica el ahora.

” La inspiración que buscas ya está dentro de tí. Quédate en silencio y escucha”. (Rumi)

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