Bote vacío sobre un lago en calma, al fondo una montaña y un poco más cerca algunos árboles
Rebeca Suárez

Rebeca Suárez

El bote vacío

Un monje decide meditar solo, lejos de su monasterio.
Rema con su bote al medio del lago, lo ancla allí, cierra los ojos y comienza su meditación.
Tras unas horas de silencio imperturbado, de repente nota el golpe de otro bote colisionando con el suyo. Con los ojos todavía cerrados, siente crecer el enfado, y se predispone a gritarle al barquero que osó interrumpir su meditación.
Pero cuando abre los ojos, lo que ve es un bote vacío que quizá fue a la deriva hasta el medio del lago.
En ese momento, el monje alcanza la realización y entiende que la rabia habita dentro de él: simplemente necesita del choque con un objeto externo para que salga afuera. En adelante, cuando se cruza con alguien que le irrita o le provoca rabia, se recuerda a sí mismo:  “Esa persona es simplemente un bote vacío. La rabia está dentro de mí.”

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