Tomar la decisión de soltar el control, de dejarse guiar, coger de la mano a las emociones y dejar a los días que muestren lo que quieran mostrar. Y hace un tiempo, así empezó una nueva etapa para mí…con una buena decisión. Una decisión de esas que cambian tu vida para siempre.
A veces hay falta de ilusión por la vida en general. Cuesta levantarse cada día para ir a trabajar o cualquier otra cosa que tengamos que hacer. Falta de motivación. Falta de apetito o exceso de apetito. Pocas ganas de hablar con los demás. Nos sentimos sin fuerzas, puede incluso que nuestra mente diga ¡venga! Pero nuestro cuerpo dice ¡No!
¿Qué hacemos? ¿Hacemos caso al ¡venga! o es al ¡No! al que nos rendimos?
¿Cuántas veces nos pasa esto? ¿Cuánto nos desgastamos hasta llegar a ese punto una y otra vez? ¿Hay una tercera opción?
La hay. Os lo prometo. No es una receta instantánea. Aunque sí es mágica. Yo la siento y la vivo así. No es un camino sencillo pero el «A» y el «B» tampoco lo son ¿verdad? Para este camino lo que necesitas es un entrenamiento y un poco de disciplina diaria.
Porque lo que te ocurre en realidad es que quieres dejar de sufrir. Y nos resistimos a lo que nos pasa. Lo acumulamos en nuestro cuerpo en forma de obesidad, dolores, alergias y enfermedades varias.
El autoconocimiento es el primer paso. Si no conoces y no entiendes…no puedes resolver.
Una de las primeras cosas que yo tuve que aprender es que los pensamientos no significan NADA. Los pensamientos se crean. Y puedes crear pensamientos terribles que te lleven a tener una existencia terrible, o por el contrario, aprender cómo funciona nuestra mente para crearte una vida diferente. Aprender que disponemos de unos recursos dentro de cada uno de nosotros que tienen un poder para transformar nuestras vidas en algo realmente significativo, lleno de sentido y hermoso.
Disponemos de una máquina maravillosa, con mente, cuerpo y espíritu. Al igual que reparas una máquina cuando una pieza se estropea, hazte caso en averiguar qué ocurre dentro de tí para que todas tus partes puedan estar unidas y trabajar a tu favor.
«Planta tu propio jardín y decora tu propia alma antes de esperar a que alguien te traiga flores». (Virginia A. Shoffstall)